ó
Simpathy for The Devil (Simpatía
por El Diablo)
MICK JAGGER
Y LOS
ROLLING STONES

FIESTA LLANERA
NOTA: Este
cuento me lo envió el Cronista Eduardo López Sandoval. No sé si es de su
autoría. Le he preguntado, pero no me ha respondido, Lo publico y cuando
averigüe quien es su autor lo haré saber. De todos modos le participé que lo
voy a retransmitir.
“Todo comenzó en los llanos venezolanos en 1966. Era una época de
agitación a nivel mundial, pero la vida en el Apure rural permanecía
básicamente igual. Lo resaltante de ese año fue una marcada escasez de trabajo
que había venido creciendo desde el año anterior. El desempleo se
sintió mucho en el pueblo de Cunaviche, hogar de Jaime Martínez, un
peón amante del joropo y poseedor de una maestría innata para tocar las
maracas.
A mitad
de año Jaime fue despedido de la hacienda en donde trabajaba regularmente.
Sin poder encontrar empleo en Cunaviche, Jaime aceptó el ofrecimiento de
un primo para trabajar como obrero en Puerto La Cruz, cargando y
descargando mercancía de los barcos que llegaban a la marina. El
objeto más preciado que llevó consigo al partir fueron sus maracas.Jaime
tenía 23 años en ese entonces, y siempre había sido una persona de espíritu aventurero.
Nada lo ataba, ya que sus padres habían muerto años antes y no tenía
hermanos o novia. Fue así que llegó a tomar una decisión que lo
cambiaría todo.
Después de trabajar algunos meses en el puerto a cambio de un
sueldo mísero, un buen día Jaime se fue como polizón en un barco que iba a
Europa. Llevaba algo de comida, tres mudas de ropa y sus maracas. A mitad
de viaje fue descubierto, pero la tripulación lo ayudó y le dio algo
de comida que él pagaba con trabajo.
Un par de semanas después Jaime desembarcó en un Londres invernal,
sin saber más de dos palabras en inglés. Pasó días de hambre y
frío, arrepentido de su intempestiva decisión, pero de algún modo
sobrevivió. Dormía en parques, barría callejones de restaurantes a cambio
de algunas sobras y a veces tocaba las maracas por unas monedas.
Una noche, en medio de una nevada que lo forzó a salir de la calle
en busca de refugio, Jaime logró entrar en un viejo teatro y se ocultó en
un polvoriento ático lleno de muebles viejos, atriles e instrumentos
rotos. Convirtió ese sitio en su hogar, pensándolo abandonado. Por dos
semanas nadie entró al recinto.
Ocurrió que una noche Jaime se despertó por un escándalo, un
sonido de estática, una batería y voces que discutían a gritos. Una música empezó
a sonar, algo que Jaime nunca había escuchado y que no podía poner
siquiera en palabras. Sentía la vibración en el piso, las paredes y después en
su pecho y su cabeza: era Rock & Roll. Eran los Rolling Stones ensayando el
material que eventualmente se transformaría en el álbum Beggar´s Banquet.
La canción que sonaba era Simpathy for The Devil. Jaime estaba un
poco alucinado. No podía entender lo que oía, pero la música era demasiado
rítmica, era una vaina casi primitiva. Le provocaba bailar, aplaudir al
ritmo de la canción. En un acto reflejo, buscó las maracas y comenzó a
tocar acompañando la canción. La acústica del teatro llevaba el sonido de
las maracas hasta el escenario. Un Mick Jagger enfurecido paró una y otra vez
el ensayo hasta que todos se dieron cuenta de que el sonido extraño venía
del ático.
Dos asistentes subieron y se encontraron con un asustado Jaime, lo
convencieron de bajar hasta el escenario con las maracas.
Keith Richards y Bill Wyman sabían algo de español, así que Jaime
pudo hacerse entender un poco. Obviamente el hombre era un indigente en
situación ilegal y sin manera alguna de regresar a su país.
El más impresionado del clan era Jagger. Estaba fascinado con las
maracas y lepidió a Jaime que las tocara una y otra vez. Así fue que este
hombre llanero entró en la historia del Rock. Jagger y Richards sentían que a
Simpathy for the devil le faltaba algo y que habían encontrado en las maracas
la pieza faltante.
La banda le dio a
Jaime techo, comida y ropa. Después fue llevado al estudio de grabación,
y las maracas que oímos en la introducción de Simpathy son tocadas por él.
En los créditos del álbum se le dio una versión inglesa de su nombre:
James Martins.
Un mes después de esa
noche en el teatro, Jaime Martínez estaba camino a Venezuela, a su pueblo,
Cunaviche. Los Stones arreglaron los detalles de su vuelta y le dieron una
buena cantidad de dinero, suficiente como para que Jaime pudiera buscar una casa
propia y montar su negocio.
Las maracas se
convirtieron en uno de los instrumentos preferidos de Jagger,
quien aprendió a tocarlas de Jaime.
Ahora, la próxima vez que escuches "Simpathy for The Devil" recuerda con orgullo que esas maracas que suenan las toca un venezolano... un llanero.”
Según el musicólogo Guillermo
Jiménez Leal (Guabina) – así lo presentó el Cronista de Barinas A. Pérez
Larrarte – que dio una clase magistral sobre nuestro Folklor, de todos los
instrumentos musicales que interactúan en la música llanera, la maraca es la única realmente auténtica de América. Su
origen se remonta a nuestros Shamanes
Indígenas que la utilizaban en sus ritos mágico-religiosos y de curación.
El mejor maraquero que ha existido en la música llanera
es el ya desaparecido Aquilino Díaz (Mandarina) del Conjunto Musical Los
Copleros del Camino.
En su disertación nos aclara que los demás
instrumentos: arpa, cuatro, bandolina, bajo, furruco, etc. tienen su origen
europeo, asiático, árabe, indú o africano, que llegaron con la conquista
española.
Nuestros
instrumentos musicales llaneros
Guillermo Jiménez Leal Aquilino Díaz (Mandarina)
El Gran Mariri (Shamán) Alejandro Yarumare de 90 años natural de Santa Rosa
de Amanadona, región BARÉ por excelencia, con sus instrumentos de trabajo,
entre ellos la maraca.
Somos parientes cercanos: Rosa Yarumare de Santa Rosa de Amanadona, su tía,
era mi bisabuela, desposada por un indio Sáliva colombiano de Orocué de
apellido Gutiérrez. Procrearon a mi abuela Gerarda Gutiérrez que se casó con mi
abuelo paterno, el cauchero Adrián Platz (Plaza), de origen alemán.
Soy Yarumare = El Río de Carato de Moriche.
Yaruma= Carato de Moriche, en lengua Caribe.
Ari=Terminación Arawaka que significa Río.
¡Ah! Y por la rama materna soy TAPO.
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