La
llegada de los españoles
Quizás fue Diego de Ordaz el primer
español que vio el Río Orinoco en 1.531. Luego de navegar desde la
desembocadura, llegó hasta el Meta, y quizás hasta los Raudales de Atures,
siempre en la búsqueda de El Dorado.
Los españoles suponían que debía existir
otra civilización tan rica como la Inca del Perú (ya conquistada y en
explotación) si extrapolaban que sus descendientes habían emigrado (bajando por
el Marañon) y habían fundado la mítica ciudad de Manoa, capital de El Dorado de
sus ilusiones. Los españoles ya, y con mucha razón, nos veían como
descendientes de los Incas. Y se dedicaron a buscar esa fabulosa ciudad. Habían
dos sitios como fuertes candidatos a ser El Dorado de sus sueños: la intrincada
selva amazónica y La Guayana. Nosotros, los amazonenses, siempre hemos estado
unidos a la historia y suerte de la Guayana Venezolana. Somos de la hoya del
Marañón-Amazonas por el accidente geográfico del Casiquiare y del Escudo
Guayanés en cuanto a poshistoria.
Por eso entró en nuestro territorio
(siempre en la búsqueda de El Dorado) Antonio de Berrío 50 años más tarde desde
el Virreinato de la Nueva Granada y su Capital Santafé de Bogotá, utilizando la
navegación a través del Pauto y el Meta, tributario del Orinoco. Se le
considera el padre de la Guayana venezolana. Fue el primer español que con
seguridad vio nuestros raudales de Atures y Maipures. Al parecer pernoctó seis
meses en Carichana.
Otras Naciones europeas también
concurrieron a la búsqueda de El Dorado y es por eso que en la misma época
tenemos la presencia de Walter Raleigh, representante del Imperio Inglés, en el escenario de la Guayana venezolana y
entró en conflicto con Berrío y otras autoridades españolas.
Del Virreinato de la Nueva Granada
vinieron también los jesuitas, quienes se asentaron previamente en el valle del
Casanare antes de llegar al Río Orinoco. Los jesuitas convivieron con los
indígenas en los llanos de Casanare y en el Orinoco desde 1.661 – 1.767, año en
que fueron expulsados. En el Proyecto Orinoquia intervinieron aproximadamente
150 jesuitas de las más diversas nacionalidades.
El jesuita poseía una extensa formación
cultural, religiosa y humanística, acorde con la empresa que debía acometer. Se
adaptaban perfectamente a la sociedad a la cual se integraban, la estudiaba,
aprendían su idioma y costumbres. Una de las claves del éxito fue el estudio y
dominio de las lenguas indígenas. George W. Stocking estatuye: “La lengua es la
única clave para una correcta y completa comprensión de la vida y el
pensamiento de un pueblo”
Consagraron su vida a un puñado de
naciones exiguas en habitantes, dispersas en una geografía inhóspita, divididas
en lenguas diferentes y en un estado cultural que se puede considerar como
protohistórico. Sin embargo todos ellos estudiaron en reconocidos centros
humanidades, filosofía y teología. Hubo Rectores de la universidad Javeriana de
Bogotá como por ejemplo el Padre Manuel Román (1.761-1.763). Profesores y
pensadores de la misma academia como los Padres Gumilla y Gilij. El jesuita
venía formado por el humanismo renovador. No solamente fueron formados como
modelo de vida, sino también como fuente de inspiración ética. Formaron la idea
de nación antes que se formara. Las misiones ignacianas fueron una especie de
prehistoria de la que hoy designamos como “Historia Local”. El nacimiento del
pueblo misional guarda gran semejanza con el origen de la “ciudad” en la
América Hispana.
A la llegada de los jesuitas al Orinoco
y por ende al Amazonas éste continuo siendo el pasaje de “naciones” indígenas,
como entonces los llamaban, a través de la autopista de la selva Río Marañón
(Río Amazonas)-Brazo Casiquiare-Río Orinoco, procedente de nuestros ancestros
Inca-Polinésico.
Es una lástima que gran parte de esta
historia escrita desapareció con la expulsión de los jesuitas de 1.767. La
mayoría de sus documentos fueron confiscados y entre ellos el mayor testimonio
de ese entonces sobre nuestra Amazonas: un diario que escribió el P. Román cuando
en 1.744 emprendió el viaje Carichana-Atures-Casiquiare-Río Negro-Barcelos durante
8 meses y demarcó con Brasil por primera vez nuestras fronteras amazonenses que
nuestras generaciones posteriores no supieron defender. Puerto Ayacucho -
Barcelos queda en Brasil como la distancia de Puerto Ayacucho a Caracas. Éramos
un país que colindábamos con el río Amazonas. Todo ese territorio lo perdimos.
Los amazonenses debemos reconocer en el Padre
Manuel Román nuestro primer hacedor del Amazonas, hace 272 años.
Nota: Todo lo aquí escrito ya ha sido
escrito. Solamente hago las Crónicas.
Los
Raudales Kituna y Mapara, actuales Atures y Maipures
siempre han estado muy ligados a nuestra
Historia Regional Amazonense.
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