ANTECEDENTES
Era el año de 1980. Gobernaba
en Venezuela Luis Herrera Campins y en el Territorio Federal Amazonas su
Gobernador era L. J. González Herrera. El Ministro de La Juventud y del Deporte
era Charles Brewer Carías. Puerto Ayacucho iba a celebrar sus 56 años de
fundada. Ocurrió una tragedia en el río Orinoco que enlutaría al Amazonas y a
todo el país.
HISTORIA DE UN
BARCO
En 1979 un barco fue adquirido
en los astilleros de Manaus (Brasil) que están al lado del muelle fluvial de la
ciudad donde esa gente tiene años de experiencia en la de construcción de
barcos de madera parature. Fue adquirido por el apostadero naval de Puerto
Ayacucho y el jefe era el Capitán de Navío Hernández Vanderlinder. No se sabe a
ciencia cierta para quién fue adquirido el barco, ni quién puso el dinero, puesto
que después del accidente no le apareció dueño. Por eso el precedente Cronista
Plácido Barrios en su periódico de la época “El Autana” lo llamó “El Barco
Fantasma”
Para el traslado desde Manaus
contrataron al experto en esos viajes Wilson Andrade, brasileño muy conocido en
Amazonas. Además de la tripulación hizo ese viaje Enrique Henríquez y Señora
como pasajeros. Enrique era veterano transportista en la ruta Puerto
Ayacucho-Samatiapo y se encontraba en esa ciudad en diligencias personales.
Salieron un 7 de octubre de 1979 desde Manaus. La lancha tipo chalana se
comportó de maravillas en los 30 Kms. de temibles y peligrosos raudales que hay
entre Camanaus y San Gabriel de Cachoeira, en el Río Negro brasileño. Solamente
lo pueden pasar verdaderos expertos y Don Wilson tiene muchos años pasándolos,
pues es su oficio el transporte fluvial. De ahí a San Carlos de Río Negro
tampoco hubo problemas y desde esa ciudad a Puerto Ayacucho, pasando por el
Brazo Casiquiare gastaron 3 días, lo que da una demostración de la velocidad y
fortaleza del barco. En total gastaron 28 días entre Manaus y Puerto Ayacucho.
A principios del año 1980 el barco fue recibido por la primera dama de la
República Betty de Herrera en ceremonia muy publicitada. La tripulación
continuaba siendo de la marina de guerra.
El barco tipo “chalana”
de la tragedia en el momento de la inauguración
y bautizo como
propiedad de la Fundación del Niño. Enero 1980.
UN AÑO DESPUÉS Y EL
DÍA DEL ACCIDENTE
En la mañana lluviosa del 15 de
agosto de 1980, 48 jóvenes amazonenses y de otras partes del país se
encontraron de frente con la mayor tragedia colectiva ocurrida en esta tierra:
un naufragio en el río Orinoco. Venían de Caracas el “Grupo Madera” (Conjunto
de Música y Ballet que en Puerto Ayacucho había actuado brillantemente en las
instalaciones del Polideportivo la noche anterior), Profesores y estudiantes de
la UCV (entre ellos integrantes del grupo infantil “Chichón”), estudiantes de
Barquisimeto y muchos jóvenes amazonenses, de los cuales murieron 2 en la tragedia;
actualmente, de los sobrevivientes, algunos han muertos y otros están vivos. En
total murieron en esta tragedia 18 personas, la mayoría de otras latitudes del
país.



El “Grupo Madera”
la noche de su presentación en el polideportivo de la ciudad.
Tenían pautado
presentarse en San Fernando de Atabapo. Agosto 1980.
CÓMO OCURRIÓ EL
ACCIDENTE
El barco estaba estacionado en
Samariapo y esa mañana abordaron los pasajeros para ir de paseo y presentación a
San Fernando de Atabapo, sin presentir la tragedia que los esperaba. Partieron
del puerto y al desembocar el caño que une al puerto con el río Orinoco la
compuerta delantera de la chalana se abrió de golpe. Al parecer alguien
manipuló el rache que la sostenía y éste se disparó. La chalana comenzó a
llenarse de agua, que entraba a torrentes por la compuerta abierta. Y el barco
comenzó a hundirse ante una multitud de medio centenar de jóvenes horrorizados.
El buen amigo y tocayo Miguel Bastidas Camejo, quien era pasajero del fatal
destino cuenta: “Me presenté junto con otro grupo de jóvenes llenos todos de toda
la alegría del mundo y dentro de la algarabía derivada del sentido positivo de
la vida; aquello parecía un alegre kermese. Yo estaba amanecido y enratonado.
Era joven y parrandero.Cuando comenzó el viaje me fui a acostar a un camarote y
en interiores me dormí. De golpe me despertó el agua que entraba a borbotones
en mi camarote. Creí que estaba soñando y todo era una pesadilla. No supe más
de mí al perder el conocimiento. Cuando desperté estaba aturdido y desnudo,
sentado cabizbajo, con la cabeza entre las piernas, a la sombra de un gran
árbol en la isla que está al frente de donde ocurrió el desastre. La primera
pregunta que vino a mi mente fue: ¿será esto el cielo o el infierno? Después
fue que me contó mi amigo Gilberto Nieves (Pavo Perico), quien me había salvado
del desastre. Al comenzar a hundirse la nave todo fue confusión. En esos
momentos venía llegando un bongo Ye´kuana del Alto Orinoco, se arrimó al barco
siniestrado y comenzó a salvar gente. Él se montó en esa lancha y dejaron al
primer lote en la orilla de una isla que
queda cerca. Fueron otra vez al rescate y mi amigo Pavo Perico fue con ellos.
Divisaron a Víctor Méndez (murió indigente hace 4 meses) que se estaba ahogando
y lo embarcaron; entonces divisaron dos manos distintas que sobresalían del
agua que ya iban rumbo a lo profundo; una de esas manos era la mía y mi amigo
la reconoció por el reloj que portaba y me auxilió; mientras me sacaban a mí,
el otro se hundió. Por eso sobreviví al desastre”.
Miguel Bastidas Camejo, sobreviviente de la gran
tragedia del 15 de agosto de 1980.
La escena fue de terror y
espanto. Gente gritando pidiendo auxilio. Los que no sabían nadar fueron los
primeros que se hundieron en las aguas, algunos trataron de agarrarse a objetos
flotantes, porque el barco carecía de salvavidas. Entre los que se salvaron a
nado estaba la joven esposa de Manuel Rosales Padrón, Nivia Braz y su hermana,
quienes a duras penas lograron salvarse y llegaron a la orilla a nado y en
pantaletas. Cuando se estaban hundiendo algunos trataron de agarrarlas por las
piernas y después presentaron arañazos de los que morían. Los que perecieron
tuvieron que pasar por el Raudal de Carestía, el más tenebroso de todos.
LA OPERACIÓN
RESCATE
El rescate fue el mayor que se
haya llevado a cabo en Amazonas dirigido por el entonces Ministro de la
Juventud, Charles Brewer Carías. Habían perecido 18 personas, 11 pertenecientes
al “Grupo Madera”, 2 amazonenses: Ismael Vera y Edgardo Trabanca, 2 jóvenes de
Barquisimeto, 1 del grupo “Chichón” de la UCV y el efectivo de la marina Rafael
Martínez Pacheco. En el gigantesco operativo participaron 567 personas
militares y civiles, 7 helicópteros, 30 lanchas y varios transportes de la
fuerza aérea, para rescatar a la mayoría de las víctimas.
Manuel Rosales Padrón, quien
entonces contaba 25 años, participó en el rescate que duró una semana. Padrón
cuenta: “Íbamos 5 en una voladora del cuerpo de bomberos. Subimos y bajamos
desde Samariapo a Puerto Ayacucho varias veces. Yo era el motorista, porque soy
pescador amazonense y conozco muy bien los raudales de “Atures y Maipures”.
Encontramos varios cuerpos de los ahogados, al último lo encontramos ya frente
a la isla de Corocito, más abajo de Puerto Ayacucho, como al 5º día. Ese cuerpo
estaba casi desintegrado. Lo metieron directamente en una bolsa plástica.
Manuel Rosales Padrón, uno de los rescatista de la
tragedia del 15 de agosto de 1980.
El recordado Julio
Castillo fue un puntal en la operación de rescate
como vaqueano
conocedor del medio. Agosto 1980.
El Ministro de la
Juventud Charles Brewer Carías y el Gobernador del entonces TFA
L. J. González Herrera en una rueda de prensa
sobre el desastre
Al fondo el
periodista Hugo Alí Urbina. Agosto 1980.
CULPABLES DEL
DESASTRE
¿Quién o quiénes son los
culpables? Nadie, en un país donde no se cumplen las leyes. Y menos cuando se
trata de los militares quienes eran los que estaban al comando de la nave. Una
comisión investigadora que se creó nunca presentó sus conclusiones. En otro
país, donde se cumplan las leyes, se hubiese abierto un consejo de guerra a
tantos irresponsables. Pero estamos en Venezuela. Al único que pusieron preso
fue a Lucio Silva (murió hace 1 mes), el práctico de la lancha (no al
comandante, que nadie supo el nombre). O a lo mejor lo secuestraron para que no
declarara a los medios.
Restos del barco.Agosto 1980.
DESPUÉS DEL
DESASTRE
- El desastre terminó con muchas vidas y ningún
culpable, como ya dijimos antes. El Río Orinoco no puede ser el culpable, como
algunos tratan de hacerlo ver. Como dicen nuestros pescadores, el río da, pero
también quita. El río es nuestro amigo.
- Cayó el mito de que los Raudales de Atures y Maipures
son infranqueables. Ya sea por reto o por necesidad, los rescatistas,
abanderados por el Ministro de la Juventud, tuvieron que pasarlos varias veces,
sobre todo el peligroso raudal de Carestía. Para rescatar el cuerpo del marino
Martínez Pacheco que estaba sobre una piedra aislada en medio de los raudales,
hubo que sortear enormes peligros que fueron salvados.
- Los periodistas de la época nos hicimos eco de las
voces de protesta y dolor por tal tragedia y participamos con nuestros escritos
y opiniones: Don Manuel Henríquez, Plácido Barrios, Julio César Fernández, Hugo
Alí Urbina, Oswaldo Calderón, Miguel Guape y otros. Escribí en esa época sobre
los peligros de Amazonas para quien no la conoce y la improvisación con que se
afrontan los hechos. Como ejemplo, en este accidente murieron gente de afuera
con respecto a los amazonenses en una proporción de 8 a 1, por no saber nadar.
Una vez nos trambucamos en el Río Sipapo
en el Raudal de Caldero y de noche 14 personas, todos parientes, y nadie se
ahogó. Como dice un dicho pariente: “el indio no se ahoga, aboya”.
- Con el Señor Wilson Andrade tuve la oportunidad de
viajar en barco en los años 90 desde Samariapo-San Carlos de Río Negro-San
Gabriel de Cachoeira-Manaus. Conozco el peligro de esos raudales del Río Negro brasilero
y también tuvimos otro accidente, donde perdí las fotos de entonces. El barco siniestrado
había resistido con éxito esos raudales. El accidente fue en una zona calma del
Orinoco.
- El Rapais Julio Castillo, que participó en el
rescate, se inspiró para pasar su lancha de 20 toneladas “Reina de Atures y
Maipures” desde Samariapo hasta Puerto Ayacucho, aventura en la cual lo
acompañé. Cuando bajábamos participamos en el rescate del compatriota Edgardo
Trabanca a la semana del desastre,el último cuerpo encontrado. Flotaba frente
al Barrio Humboldt.
- Antes, en 1968, El Rapais había pasado por esos
raudales con otro barco de tecnología avanzada, el Over Craft inglés. Pero esa
es otra Historia Regional Amazonense.
La “Reina de Atures y Maipures” en plena faena de
pasar el Raudal de Carestía.
La foto es de Silvio Muñoz, quien nos acompañó en la
travesía. Agosto 1980.
PD: Esta recopilación fue hecha gracias a las
publicaciones del Periódico de la época “El Autana” del periodista Plácido
Barrios, Cronista predecesor de Atures. El Cronista actual está digitalizando
el periódico y pronto estará disponible para todos los amazonenses, gracias a
la colaboración de sus hijos.
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