Luchador,
Boxeador y Profesor: RAFAEL RODRÍGUEZ CLARÍN
Un Amazonense que defendió nuestra tierra hasta a golpes.
Literalmente: hasta a golpes
Augusto Rafael defendió y aún defiende nuestra Tierra India. En mi libro
autobiográfico (se puede bajar gratis por internet) “Confieso Que He Bebido”
(2004; Págs. 114-115) está fielmente retratado este Personaje Amazonense: “Puerto
Ayacucho en ese tiempo pertenecía a la categoría de ciudades bucólicas y
románticas. Todo se arreglaba por las buenas y... a veces por las malas. El
sentido caballeresco siempre estaba presente. El Sapo Cuaimo era mi amigo y mi
compinche. Era una de las pocas personas que me visitaban en mi casa de tablas.
A muy pocas personas les decía donde vivía, debido a las condiciones de extrema
pobreza en que estábamos. Mis novias siempre me querían visitar y siempre
evadía el tema. Con Sapo Cuaimo parrandeábamos y en caso de camorra él era
quien peleaba. Para eso se entrenaba donde el Negro Mata en lucha y boxeo. Sus
profesores eran el mismo Negro Mata en boxeo y Francisco Acosta, un Oriental,
en lucha. El Sapo Cuaimo era famoso tirando la mano. Llegó a Puerto Ayacucho a
Gobernar el copeyano Francisco (Paco) Ettegui en su primer gobierno. Trajo consigo
dos especie de guardaespaldas o familiares muchachos caraqueños tiralamano.
Uno, el más encuerpado, lo llamaban “El Perro”. El otro, más pequeño, pero una
masa de músculos andante le decían “El Tigre”. Habían jodido a todos los
peleadores o no de Puerto Ayacucho. A medio pueblo. Los Ayacuchanos le decían
que todavía les faltaba por joder a uno llamado Sapo Cuaimo. Para arreglar el
asunto de manera definitiva se fueron los 2 animales a buscar a Sapo Cuaimo a
su casa y le tocaron la puerta y el asunto: hemos jodido a todo el mundo y
solamente nos faltas tú. Escoge con cuál de los 2 te vas a joder. No temas que
es uno sólo el que va a pelear. El sapo Cuaimo escogió a “El Tigre”. “Pero
ya-ya-ya-va, de-de déjame ponerme la
camisa”. El Sapo, que vivía cerca de Canovaro, es tartamudo y al parecer
no le gustaba la idea de pelear sin camisa. Salieron al cuadrilátero formado
por las esquinas de Díaz Vera, La Coca Cola, la farmacia de Canovaro y Delpino.
Allí se jugaba el destino y el honor de la ciudad de tantos agravios ante el
último de sus hijos: el Sapo Cuaimo. Manos al cielo, “El Perro” de árbitro y se
trenzaron en un feroz combate sin dar ni pedir cuartel, sin límite de tiempo ni
descalificación. Indefinición de la pelea al principio y favorable al local a lo
último por K.O.
¡Nos
salvamos los amazonenses con el último de los mohicanos o de los Sapo Cuaimo!
El epilogo y comentario final de “El Perro” al tratar de levantar y reanimar a
“El Tigre” herido fué: “¡Viste, eso te pasa por comer mañoco!”. Esa fue la vez
que el Sapo Cuaimo nos salvó.”
Nuestro personaje no solo defendió nuestra ciudad a puño
limpio. También se abrió paso a golpes con pundonor ante una vida adversa,
producto de la pobreza y marginalidad extrema. Desde sus orígenes en Maroa,
donde nació un 29 de octubre de 1943,
hasta ser Profesor jubilado en la actualidad, hay un gran trecho, de una vida
llena de altibajos y siempre signada por el norte de querer superarse, ayudar
al prójimo y ganarse la vida dignamente. Es así que, con el ejemplo, ha
procreado una vida plena de esposa, hijos y nietos.
El comienzo fue como el de todo amazonense del interior
que ha querido estudiar. El trabajo no le dio tiempo a disfrutar la niñez y
adolescencia. Cortaba fibra de chiqui-chiqui con su papá en las montañas para
venderla y poder sobrevivir. Ante tantas penurias decidieron emigrar hacia
Puerto Ayacucho en los años 50, donde estudió la primaria y secundaria hasta 3er
año de bachillerato, que era lo que había en la ciudad. Luego emigraría a
Ciudad Bolívar a culminar sus estudios. En todos estos años practicó el
deporte, en las especialidades de lucha y boxeo. En ambos destacó en
competencias nacionales. Siempre fue miembro de la selección del antiguo TFA en
ambos deportes en los años 60.
Loa
amigos inseparables de los años ´60 en el Caño Carinagua, para un refrescante
baño.
De
der. a izq. Enrique Betancourt (+)(llegó a ser gobernador del antiguo TFA),
Rafael
Rodríguez Clarín, Alberto Alencar (+) y Ramón Rivas (el panadero).
Directivo,
entrenador y miembros de la selección de Amazonas de los ´60 en lucha y boxeo. Arriba,
de izq. a der.: Pedro Fernández, Directivo de la Asociación de lucha del TFA, Francisco
Hernández (boxeador), Adolfo Herrera (boxeador). El entrenador de lucha olímpica
(nombre desconocido) Abajo, de izq. a
der.: Gilberto Hernández (luchador, leyenda amazonense en lucha libre, campeón
nacional en su peso), luchador desconocido y Rafael Rodríguez Clarín (luchador).
Nunca ha soportado las injusticias y muchas
veces, ante la inoperancia de la justicia terrenal, la ha tomado por sus
propias manos y no logra arrepentirse de ello. Es así como en tiempos de la
guanábana adeco-copeyana, en los años 1968-1969, el Gobernador era el apureño
Jesús María Briceño, la administración del Hotel Amazonas pasó al Sr. Trujillo.
Ahí trabajaba como cocinera Doña Pola Clarín, su madre. Fue obligada a firmar
con los pulgares, por no saber leer ni escribir, su renuncia y sin arreglo por
su trabajo de años. Ella ni sabía lo que estaba firmando. Al llegar a casa le
contó a la familia lo sucedido. Rafael no dijo nada. Pero al día siguiente la
pollera del Sr. Trujillo, que quedaba donde actualmente está la Circunscripción
Militar, frente a Chaparralito, ardió por los 4 costados, con pollos incluidos.
El Comandante de la Policía era Enrique Henríquez, el segundo comandante
Rosendo Gutiérrez, el Oficial era Belisario y entre los policías que estuvieron
en el operativo del incendio, estaban Crispín Escalona y Jesús Pastor Bogao. Yo
logré comer pollo asado, porque Bogao era mi vecino y yo era estudiante de
bachillerato en el Liceo Amazonas. Al poco tiempo murió el Sr. Trujillo. Dicen
que de nostalgia.
Personas
de la época.
De der. a
izq: el Sr. Trujilo, Felipe Argotte, Mons. Segundo García,
El
gobernador entrante Jesús Mª Briceño, el gobernador saliente
Arísrtides
Prato y su administrador Gil Arnao. Año 1969.
Rafael
recibe uno de sus diplomas de manos del Rector del Mácaro Luis Fermín. Año 1983
Como hijo
ilustre y orador de orden en su pueblo natal Maroa. El presentador es
Valdemar
Reverón y el Alcalde Antonio Briceño.
“El
Sapo Cuaimo era además un amigo porque profesábamos ideas de izquierda. Tito
Cortes (El Pata e` Troja) me había prestado un revolver calibre 32 para
conocerlo y verlo de cerca. Pura curiosidad porque ni siquiera llegué a
dispararlo por falta de cápsulas. Se lo presté al Sapo Cuaimo con la misma
finalidad, según él. Se alzó Boballo en las guerrillas en Amazonas y lo
agarraron. Al tiempo, cuando le reclamé el revólver me dijo que se lo había
dado a Boballo para pelear. Que él mismo se iba a ir pero a lo último se
arrepintió, pero colaboró con el revólver. Fue uno de los tres armamentos, dos
báculas y un revólver, que le agarraron a la guerrilla de Boballo. Ante mi
reclamo airado el Sapo Cuaimo solamente me hizo el comentario: “Es – es –
estaba esperando que nos viniera a buscar la guardia”.
Rafael está vivo porque siempre el destino se atravesó en
su camino. Con los confinados políticos de los años ´50 aprendió los principios
del marxismo. Sus maestros fueron Ismael Hernández (Pato Valiao) y Cruz Villegas,
quienes lo condujeron por esos lares. Tan es así que aceptó irse a pelear a
Angola con el ejército que Cuba mandó a pelear a esa tierra africana en los
años ´70. Justo antes de irse, en la despedida con su actual esposa, se demoró
mucho en las caricias y lo dejaron. Se salvó, puesto que nadie salió vivo de
los Latinos no cubanos que fueron a pelear.
Después invirtió su tiempo en enseñar a las nuevas
generaciones de Amazonenses como Profesor de Historia en las aulas de clases,
hasta su jubilación.
¡Qué lástima que
no les enseñaste también boxeo y lucha a los alumnos, Rafael!
¡En la época que estamos
viviendo las necesitamos!
Mitin
político del MAS en los años ´80.
El orador
es el entonces Diputado Rafael Elino Martínez.
Además se
observan a Francisco Alencar y Rafael Rodríguez Clarín.
Rafael
Rodríguez Clarín y Miguel Guape.
Los
amigos de toda la vida, ya en el ocaso. Año 2016
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