PUNTO DE VISTA DE
Plácido Barrios Matos
(Antiguo Cronista
Municipal)
Para el
CONVERSATORIO
Orígenes y Fundación de Puerto Ayacucho
LUGAR: Biblioteca Pública
“Simón Rodríguez”
FECHA: 27 de septiembre de
2016
HORA: 9.30 AM
EL AUTANA del 24 de diciembre de 1980
trae la reseña del acontecimiento del Cronista
Como Orador de Orden en el 56º
Aniversario de la Ciudad.
EL AUTANA del 18 de diciembre
de 1980 trae la reseña del discurso.
NOTA: Este
periódico fue dirigido por el entonces Cronista Plácido Barrios y marcó un hito
dentro de la prensa amazonense. En los años 70-80 fue la época de oro del
periodismo en Amazonas.
(Transcripción
del Discurso)
PUERTO AYACUCHO
SU FUNDACIÓN, DESARROLLO Y URBANISMO
(APUNTES PARA UN CONFERENCISTA)
Pedro
Rodríguez, caletero, pescador, cuidador de bongos y curiaras, o piraguas como se
llamaban entonces, que le dejaban algunos de los que iban a pie hasta el
poblado indígena de Atures, o viajaban hasta el interior del Territorio, cuando
construyó su humilde casita en 1919 con techo de palma de moriche, piso de
tierra y paredes de bahareque, nunca pudo vislumbrar que estaba fundando un pueblo que más tarde
se llamaría Puerto Ayacucho.
Ni
dentro de esas lucubraciones mentales producto de un ardiente deseo de
grandeza, por cuanto su imaginación más sublime tan solo aspiraba ser algún día
importante en la compra-venta de productos de la región: melao, papelón,
manteca de tortuga, arroz. Quizás un mercader en la explotación del caucho
hevea, que constituía una floreciente actividad económica aguas arriba de los
raudales de Maipure o un importante comerciante en semillas de sarrapia, cuya
recolección se hacía en lugares cercanos a Perico. Punto de referencia en el
Orinoco por el cerro de ese nombre. Pedro Rodríguez jamás llegó a avizorar que estaba fundando la segunda
capital de una entidad federal en las riberas de nuestro río padre, el
“soberbio Orinoco”, esa mente prodigiosa que se llamó Julio Verne.
Pedro
Rodríguez, como Cristóbal Colón, quien descubrió América, posiblemente murió
sin saber que había
fundado una ciudad, la más importante desde el punto de vista de la
geopolítica, ya que hoy por hoy es la principal guardiana de nuestros límites
patrios con países que siempre han encogido los linderos de Venezuela.
MARCELINO HERNÁNDEZ
Tampoco
soñó el monaguense Marcelino Hernández, quien compró la casa a Pedro Rodríguez,
enclavada en un sitio llamado “Perico” y
dio la bienvenida al Ingeniero Santiago Aguerrevere en 1.924, que sería la segunda persona
después de Pedro Rodríguez y su mujer Mariana en habitar un lugar que después
pasaría a ser la capital del Territorio Federal Amazonas.
DOCTOR SANTIAGO AGUERREVERE
Juan
Vicente Gómez, con esa visión que tenía para cuidar e incrementar los bienes de
Venezuela, aun cuando después pasaran a ser patrimonio suyo y de su familia, con la experiencia para él del indómito FUNES, muerto por
Arévalo Cedeño el año 1921, ordenó efectuar los estudios para la construcción
de una vía carretera que salvara los raudales desde San Borja hasta El Muerto.
De Carichana en el estado Bolívar, antiguo asiento de una
misión religiosa hasta un lugar arriba del raudal El Muerto debía construirse
esa carretera. Pero razones presupuestarias determinaron se hicieses desde el
entonces “Perico” hasta Morganito, llegando tan solo a Samariapo donde se ubicó
el extremo Sur por espacio de más de viente años.
El Ingeniero Santiago Aguerrevere, descendiente y padre
de ilustres venezolanos que han contribuido con grandes aportes a la grandeza
de nuestro país, fue el escogido por el General Gómez para dirigir los trabajos
de construcción de esa vía.
Respetamos el criterio de destacados venezolanos que han
instituido como fundador de Puerto Ayacucho al Ingeniero Santiago Aguerrevere.
Disentimos de esa apreciación por cuanto consideramos que tiene más méritos el
entonces Presidente Gómez quien ordenó construir la vía carretera y después
mediante un Decreto, cuyo texto por cierto desconocemos, pero con el cual se
trató de realzar en centenario de la Batalla de Ayacucho, se bautizó dando el
nombre de Puerto Ayacucho a un caserío denominado “Perico” por el hermoso tepuy
que hoy sigue constituyendo lugar de atracción y monumento desde el cual se ha
brindado servicio a esta ciudad como tanque para el acueducto desde años
anteriores y hoy planta de televisión
diferida, que por cierto esperamos en breve tiempo sea directo.
No
existe, en ninguna parte, como es lo acostumbrado por milenios y siglos atrás, un acta o documento cualquiera
que explique la razón de permanencia que esta ciudad fue fundada por Santiago
Aguerrevere y mucho menos que desde su nacimiento haya sido instituida como
capital del Territorio Amazonas.
Pedro
Rodríguez y su mujer Mariana, Marcelino Hernández y su familia, el margariteño
Manuel Antonio Pacheco y el cumanés Arturo Cova, carreteros transportistas
situados a ambas márgenes del Cataniapo, los navegantes transportistas dueños
de piraguas: “Centenario” de Jesús Flores, “La Eloisa” de Guillermo Roos, “El
Relámpago” de Willy Julián López, cuñado del popular Jesús Rodríguez, “El Buen
Hijo” del margariteño Jesús Gómez, hombres como Yanave, salomón Cáceres, Ramón
Mendoza, hermano de doña Leocadia Mendoza, Jesús Rodríguez, familia Navas:
Olimpia, Petra y Juan Lucindo Navas, Ramón Macea y Santiago Rubio, habitantes
de Provincial, único lugar más habitado de estos contornos y que producían
arroz pilado, papelón, melado, queso y carne salada que comerciaban con los
exiguos habitantes de Atures y después con los trabajadores de la carretera,
son nombres que dieron calor y vida al pequeño caserío de “Perico”, después
convertido mediante Decreto Presidencial en Puerto Ayacucho. Estos nombres y estos hombres
fueron los verdaderos fundadores de esta hermosa capital amazonense.
Posteriormente,
con el polo de atracción que constituía la construcción de la carretera
Perico-Samariapo y atraídos por esa fuente de trabajo acudieron gente de todas
partes, venían “para la carretera”.
LA CARRETERA
Después
de “Perico” como se conocía el lugar por el tepuy que lleva ese nombre, para el
resto del país, ese lugar se llamaba sencillamente “LA CARRETERA”. Para dónde
va don Agustín Moreno? Como todos los demás contestaba: para la CARRETERA.
Estos
fueron los primeros nombres con los cuales nació esta ciudad. Primero “Perico”.
Después “LA CARRETERA”, donde aparte de las instalaciones del campamento
construido por el Ingeniero Santiago Aguerrevere, el cual consistía de una
vivienda de ocho metros de largo por siete metros de ancho, techo de palma de
moriche, paredes de bahareque y piso de tierra destinada para su vivienda en
compañía de su segundo, bachiller Rivas Montaña, Oficina técnica y
administrativa; un galpón para obreros calificados y un dispensario para primeros
auxilios, todos construidos en el mismo material del terreno que hoy ocupan
varias casas y donde operan el establecimiento comercial de Lino Infante, las
Oficinas de la Procuraduría Agraria y la residencia de la familia Escobar, el
restaurant “El Carmen” y la casa de habitación de doña Carmen Mérida.
Se
formó el primer barrio conocido para ese entonces como “El Barrio loco” y que
quedaba entre lo que es hoy la cervecería de don Ventura Salillo y el conocido
como “El Manguito”, allí se aposentaron unas cuarenta familias con igual número
de viviendas, fue ese el primer barrio de “Perico”, “La Carretera” y
posteriormente Puerto Ayacucho. Ese barrio o ese caserío se fundó allí atracaban
todos los barcos que en operación de cabotaje venían con su cargamento de hombres
y de víveres para contribuir con la construcción de la carretera. Después se
fue formando otro barrio alrededor de la vivienda de doña Elisa Navarro en
terrenos que hoy ocupan el Noroeste de los muelles de la ciudad y el negocio
comercial y el negocio de ese roble navegante don Juan Rivero.
Como
hemos venido sosteniendo, la fundación de esta ciudad se debió a muchos
factores, siendo lógicamente determinante el hecho de que un extremo de la vía
carretera comenzó en este lugar y que posteriormente por una disposición
Presidencial, el 9 de diciembre de 1924, meses después de haberse iniciado los
trabajos de construcción de la vía y como un homenaje de reconocimiento a la
gesta de nuestros libertadores en la batalla de Ayacucho, se bautizó con el
nombre de Puerto Ayacucho.
MONSEÑOR ENRIQUE DE FERRARI Y PORQUÉ PUERTO AYACUCHO
SIGUE SIENDO LA CAPITAL DEL TERRITORIO AMAZONAS
Después
de haberse bautizado Puerto Ayacucho y terminado los trabajos de construcción
de la carretera, este pueblo sufrió una depresión tremenda al punto de que para
1.933 apenas contaba con algunas viviendas, más bien ranchos, donde habitaban
aproximadamente 100 personas, lo que quiere decir sencillamente estaba
prácticamente desapareciendo. Tan solo un acontecimiento importante podría
salvar al poblado.
Pues
bien, ese hecho importante se sucedió a finales de 1.927 o principios de 1.928.
El
6 de mayo de 1.928 el sacerdote Rodolfo Fierro Torres, Director de la
Inspectoría Salesiana de Valencia, en carta mortuoria, reseñando la muerte del Subdiácono
EDUARDO GÓMEZ LUIGI, entre otras consideraciones apunta: “En efecto, nuestro
venerado Padre Inspector, Padre Enrique de Ferrari, de regreso de una larga y
fatigosísima excursión entre los indios del Alto Orinoco, allá en los límites
de Colombia y Brasil, próximo campo de las Misiones Salesianas, apenas supo por
teléfono la gravedad del enfermo, vino de Caracas, y con cariño de padre, se convirtió en su enfermero”.
Pensando en lo dificultoso
que era para ese entonces hacer un viaje desde Caracas hasta el Alto Orinoco,
“allá en los límites de Colombia y Brasil”, recorrido que duraba tres meses
como mínimo, se debe establecer que Monseñor Enrique de Ferrari estuvo por
primera vez en el Territorio Amazonas a finales del año 1.927 o en los primeros
meses de 1928.
POR
QUE SE MUDÓ LA CAPITAL DE SAN FERNANDO DE ATABAPO A PURTO AYACUCHO
Monseñor Enrique de Ferrari,
entonces Padre Inspector, después de ese viaje planteó al Gobierno Nacional y a
las autoridades eclesiásticas, -versión que nos suministró el hermano Francisco
Delmazo, “Hermano Chiva”- que San Fernando de Atabapo no podía seguir siendo la
capital de Territorio Amazonas por cuanto su terreno no era muy firme y no
había suficiente espacio para el desarrollo de una gran ciudad, proponiendo de
paso que la capital fuese Atures o el caserío que quedaba en el extremo Norte de
la carretera que se estaba construyendo, o sea Puerto Ayacucho.
REQUIEN
PARA ATURES Y VIDA PARA PUERTO AYACUCHO
En la década del 40, el
doctor Manuel López Rivas, construyó una casa en los terrenos del desaparecido
pueblo indígena de Ature, después de haber muerto una señora de apellido
Pastora, “Pastorita” le decían sus amigos y quien solo vivía en ese lugar
custodiando a un Santo, “San Juan” , por
cierto de madera y que posteriormente quemó en Puerto Ayacucho el Padre Juan,
salesiano de grata recordación, no por el hecho de haber quemado a San Juan,
lógicamente, sino por haber sido maestro de una porción considerable de
generaciones de que hoy conforman la sociedad ayacuchana.
El doctor López Rivas que
tuvo que ausentarse de Puerto Ayacucho por razones políticas, le ganó las
elecciones al gobernador de turno, fue preso y expulsado. Vendió su casa en
Ature a don Juan Maniglia.
No sabemos hasta qué punto
la gran amistad que Monseñor Enrique de Ferrari con don Juan Maniglia, -eran asiduos jugadores
de dominó por las noches,- pudo haber influenciado en el ánimo del primero para
que la capital continuase en Puerto Ayacucho y no se trasladase a Ature como
era la aspiración de muchos de la época, quienes lógicamente veían en Ature
mejor ubicación para construir una grande e importante ciudad. Razones
climatológicas, topográficas y de subsuelo así lo exigían. Creemos con
sinceridad que la permanente actitud de Monseñor de Ferrari fue lo que
determinó que Puerto Ayacucho continúe siendo la capital de nuestro querido
Territorio Amazonas.
A
PROPÓSITO DE MONSEÑOR ENRIQUE DE FERRARI
En la obra “IN MEMORIAM”
editada por la Inspectoría Salesiana de Venezuela en 1.973, el Sacerdote
Serafín Santolini, Inspector, en una reseña, la más extensa, escribió: “Por
encargo del Reverendísimo Padre Bartola, delegado del Rector Mayor, cumplo con
el triste deber de comunicar la muerte del inolvidable “MONSEÑOR ENRIQUE DE
FERRARI”, primer Prefecto Apostólico del Alto Orinoco, acaecido el 3 de agosto
p. p., a 70 años de edad.
Mucho más adelante en el
mismo escrito: “pero lo que da un sello característico de su personalidad es su
obra como PREFECTO APOSTÓLICO DEL ALTO ORINOCO, desarrolló desde 1.933 hasta su
muerte. Para encontrar los primeros vestigios de su vocación misionera, hay que
ir atrás, a los albores de su juventud.
La obediencia lo retuvo
durante años en el dintel del auténtico campo apostólico para aprovechar sus
dotes excepcionales de predicador. Esto lo distanció momentáneamente de su
objetivo, hasta cuando las Autoridades Civiles y Eclesiásticas le propusieron
un viaje de exploración a través del Alto Orinoco.
Aceptó de buen grado este
encargo para dar vasto horizontes a sus anhelos de apostolado.
Oprimente fue el panorama
que se le ofreció a través de ríos solitarios y de rancherías abandonadas del Territorio. Cristianos completamente
olvidados de las verdades religiosas, infelices indios reducidos a extremos que
rayaban con la esclavitud. Encontró sin embargo, grupos de población
practicantes, que necesitaban la presencia del misionero católico para poder
evitar su disolución y muerte”.
“Terminada su excursión,
envió al Gobierno un amplio memorándum de su viaje, obteniendo la elaboración
de abusos y logrando garantías nunca soñadas para aquellos habitantes. Su celo
no se limita a explorar, sino propuso la fundación inmediata de una misión en
el Territorio Amazonas, independientemente.
En 1.833, en virtud de un acuerdo entre la
Santa Sede y el Gobierno Nacional, quedó erigida la nueva Misión, con el nombre
de Prefectura del Alto Orinoco.
El Padre de Ferrari fue elegido
para regir los destinos de la nueve Misión. En septiembre de ese mismo año.
1.933, con un pequeño grupo de valientes salesianos, llegaba a Puerto Ayacucho,
capital del Territorio, donde vivían UN CENTENAR de personas en míseras chozas,
desprovistas de toda asistencia espiritual, intelectual y sanitaria.
La insuficiencia de medios
los obligó a limitarse por varios años a una escuela, a la que estaba anexa una
Unidad de la Cruz Roja, donde Monseñor atribuyó por años las atribuciones de
médico, con notable provecho de las poblaciones cercanas.
Se entregó a la construcción
central de la Prefectura, con el fin de estimular a los habitantes a dejar las
orillas malsanas del Orinoco, flageladas por las inundaciones y el paludismo y
obtuvo del Gobierno del Territorio y de los privados que construyeran los
nuevos edificios cerca de la Casa
Salesiana.
Como debe recordar todo
viejo habitante de Puerto Ayacucho, cuando murió Monseñor Enrique de Ferrari,
dejó fundada varias escuelas en San Fernando de Atabapo, san Carlos de Río
Negro, un asilo en Puerto Ayacucho y en esta misma ciudad un taller para
sastres, carpinteros, mecánicos y una Escuela Agrícola.
Monseñor Enrique de Ferrari
fue pródigo en grandes obras, pudiendo enumerarse: la Escuela Agronómica de
Naguanagua, renombrada en toda Venezuela y la Casa de Formación de la Vega.
Los comerciantes de
entonces, don Juan Maniglia y señora María de Maniglia, don Jesús María
Cardozo, don Juan Manuel Baldayo el viejo, José Moanach, Flora Said de Moanach,
don Jesús Rodríguez, entre otros, también contribuyeron con su esfuerzo, constancia
y trabajo a darle perfil de pueblo y
después de ciudad a Puerto Ayacucho.
Las matronas doña Isabel
Navarro, doña Aleja Franco, contribuyeron en traer al mundo muchos de los
pobladores de esta capital.
La costurera Ramona Sotillo,
los matarifes don Juvenal Villamizar, don Simón Prieto, don Jesús María
Cardozo, Burguillos de Provincial, la pensionista doña Andrea de García, los
pescadores negro Anilo y Fidel Morales, el primer médico que vino con el doctor
Santiago Aguerrevere Dr. J. J. Fernández, las enfermeras doña Catalina
Escala y doña Margarita Barrios. El
barbero Eligio Yánez Key, en los albores de este pueblo, también contribuyeron
con su consolidación, estabilidad y permanencia.
Los primeros vehículos: un
automóvil del bachiller Rivas Montaña, marca Ford, segundo del doctor
Aguerrevere y quien concluyó la carretera por enfermedad de su jefe. Algunos
camiones de 2 y 3 toneladas utilizados para el transporte de obreros ya que el
relleno de la carretera se hacía en conchas de tortuga, el camión Ford de Blas
Jacinto Arismendi, otro de Juan Moanach y un camión de Juan Maniglia fueron
hasta 1.933 los únicos vehículos que se trajeron para Puerto Ayacucho.
La primera autoridad civil,
nombrada por el doctor Aguerrevere fue
Juan Félix Chacón, un ex-oficial del General Pérez Soto.
Posteriormente se
establecieron las primeras industrias: fábrica de jabón por don Jesús María
Cardozo, fábrica de bloques de arcilla por don Antonio Mijares Tovar, de
refresco por don Andrés Suzarini, más adelante fábrica de escobas y cepillas
por don Carlos Prato.
HABLEMOS
DEL PRESENTE
Como toda narrativa de
alguna historia, la de Puerto Ayacucho es apasionante, cuartillas y más
cuartillas podrían llenarse, pero la paciencia de ustedes me obliga variar la
correlación. Saltar varias décadas, no menos interesantes por los actores y
hechos de este espacio de tiempo en la vida de este pueblo, muchos de los
cuales han sido explicados por destacados oradores de orden como el Licenciado
César Alayón, doctor Luis Arcadio Barrios. Doctora Sonia Scombatti y el año
pasado por mi fraterno amigo y colega periodista Dr. Oswaldo Calderón. Pero eso
hace necesario, hablar del presente y del futuro de Amazonas y de su pueblo.
De Amazonas es harto
conocido por ustedes el secular abandono de sus comunidades lo que ha obligado
un éxodo constante que pone en peligro porciones inmensas de nuestro territorio
nacional, como ha sucedido otras veces y pasen a ser ocupados por nacionales de
otros países. Tan solo esos varones Yekuanas –“maquiritares”- están
desarrollando un polo de desarrollo en la zona de Kakurí, mediante el
incremento de la agricultura y la cría.
En san Juan de Manapiare,
gracias a la acción de CORPOMERCADEO, también sus habitantes están animados
apegarse a la tierra y sacar de ella el fruto que desde hace mucho tiempo, y
por falta de una acertada política oficial, podría haber hecho de esa
importante zona del Territorio Amazonas un granero suficiente para abastecer a
grandes porciones del Sureste venezolano. Dios ilumine la mente de nuestros
actuales gobernantes para que la acción emprendida por nuestro gobernador en la
capacitación de recursos humanos continúe en el futuro y a través de asistencia
técnica, financiera y de mercadeo, pueda resurgir del ostracismo en que se
encuentran la casi totalidad de las comunidades del interior del Territorio
Amazonas.
Dentro de este mismo orden
de ideas es bueno solicitar la ejecución de planes existentes para el
poblamiento y desarrollo de nuestras fronteras, único medio para poder evitar
el desmembramiento como dije hace poco, de
grandes porciones de nuestro fabuloso y querido Territorio Amazonas.
URBANISMO
Y PUERTO AYACUCHO
Las primeras edificaciones
de mampostería se hizo bajo el gobierno del General Eleazar López Contreras y
de ese patriota el General Rafael Simón Urbina; persisten en el tiempo el
edificio sede del juzgado del Departamento Atures y la delegación de la P.T.J.,
el edificio sede de la Federación de Trabajadores, Sindicato de la
Construcción, de la Salud y federación Campesina del Territorio Amazonas.
Las primeras construcciones
con bloque de cemento las hizo en el primer gobierno de don Rómulo Betancourt el
Comandante Miguel Nucette Paoli. Están la cuadra frente a la actual
Gobernación, el Hotel Amazonas, el Comando de la Guardia nacional y las casas
para Guardias Nacionales adyacentes.
AUTÉNTICO
URBANISTA
El Dr. José Manuel Guzmán
Guevara, ex-Gobernador del Territorio Amazonas fue en la época de los años
cincuenta quien dio categoría de ciudad a Puerto Ayacucho. La construcción de
las principales avenidas y calles céntricas con distribución para zonas verdes,
arborización de las mismas, instalación de luz de neón, construcción de los
edificios para la Gobernación y Concejo Municipal, hoy ocupados por el I.A.N. y
la Comisionaduría de Salud, el Centro de Salud Dr. José Gregorio Hernández” y
casi conclusión del edificio que hoy ocupa la Fundación del Niño en la Avenida
23 de enero, son muestras elocuentes de la capacidad de un gobernador.
Lamentablemente esa labor no
fue continuada por sus sucesores y hoy observamos la construcción y
urbanizaciones donde faltan las más elementales normas de urbanismo y
arquitectura.
Se hace necesario retomar el
camino y desarrollar en cuanto a urbanismo se refiere, las normas prescritas
por el Ministerio de Desarrollo Urbano y que las autoridades competentes
cumplan con su deber de obligar al cumplimiento de esas normas.
ASPECTOS POSITIVOS Y NEGATIVOS EN
EL URBANISMO DE PUERTO AYACUCHO
De inmediato vamos a presentar algunas diapositivas sobre
aspectos que a nuestro juicio son positivas y otras negetivas de nuestra
ciudad.
Es de destacar el aporte del Gobernador Dr. González Herrera
en el rescate de las zonas verdes de la ciudad.
NOTA: por falta de espacio publicaremos la última parte de
este trabajo en próxima edición.
PLÁCIDO BARRIOS.
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