AMAZONAS:
NUESTRA HISTORIA Nº 17
BERNARDO
ROTELLA, S.J.
Un Sacerdote
de Armas Tomar
Por: Miguel Guape *
El Padre Bernardo Rotella
fundó con indios Guayqueríes Nuestra Señora de la Concepción de Uyape, muy
cerca del avispero Caribe, cerca del río Caura. Con cuatro soldados de escolta
y los indios, ante la amenaza Caribe, comenzaron a fortificar el pueblo recién
fundado. El trabajo era arduo y la comida poca ante la inmensa tarea. Los
indios de la misión magnificaban el problema con dimes y diretes que al Padre
acongojaban. No se atrevían ni siquiera ir a pescar porque podían matarlos,
según ellos, le habían advertido. Ante tanta incertidumbre decidió afrontar el
problema directamente, a su estilo, aunque las películas vaqueras de Hollywood
estaban a siglos de distancia.
Cogiendo caballo, puñal, trabuco y un mulato como acompañante, armado
igualmente, con las municiones necesarias se presentó a la primera población
Caribe, quienes salieron a recibirlo (como buenos diplomáticos) con muchas
demostraciones de alegría. El Padre les preguntó directamente, antes de
apearse, que quién de ellos era tan valiente para que lo viniera a matar. Que
estuvo muchos días esperando la anunciada muerte, pero la hora había llegado y
él venía a buscarla, porque estaba preparado para morir. Los Caribes se
acongojaron y se metieron a sus casas, directamente a su hamaca. Visto esto, el
Padre se apeó del caballo y fue hasta el jefe, con el trabuco en la mano, y sacudiéndole la hamaca le gritó que saliera
a batirse con él hombre a hombre y si no era capaz, que llamara a los demás,
que él estaba dispuesto a luchar contra todos. – (La generación de los 60´s
no podemos evitar recordar las películas western-spaguetti de aquellos
años y su inolvidable música).- Ante la pasividad de los Caribes, el Padre
volvió a montar y regresó al poblado. Consideraba que los Caribes quedarían
escarmentados. O más bravos. Al parecer esta segunda opción fue la que
escogieron, según los Guaiqueríes: habían decidido matar al “Padre Chiquirto” como lo llamaban porque (“como muchacho, no tenía juycio”) los
fue a retar y al P. “Viejo” como llamaban al Padre Gumilla (Agustín de Vegas).
Los Caribes comenzaron a aglutinar gente para
asaltar y destruir el poblado y el Padre Rotella “entró en esperanza con essa noticia en salir en breve de este mundo”, según
el historiador-cronista Agustín de Vega. El Padre no tenía esperanza de
resistir el asalto con la poca gente de la que disponía y así se lo hizo saber
en una carta enviada de urgencia al Padre
Gumilla, quien estaba en Nuestra Señora de los Ángeles de Pararuma: “quando Vuestra Reverencia reciba ésta, ya
yo estaré en la Eternidad, pues esta noche me vienen a matar los Caribes, de
sierto”.
El Padre Gumilla tomó la decisión de ordenar al Padre Rotella de
abandonar el pueblo de Uyape lo más pronto posible y trasladarse con los
soldados (04) y gente que quisiera seguirlo hasta La Urbana, también recién
fundada y lo esperara allí.
Los Caribes apenas supieron de la huida del Padre tomaron el pueblo el mismo día y lo quemaron
y devastaron. Mataron todo el ganado caballar y vacuno. Festejaban que sin
disparar una flecha habían corrido a los Padres y seguirían gritando: ¡ANA
KARINA ROTE! ¡AMUKON PAPORO ITOTO NANTO! (¡Nosotros solamente somos gente! ¡Todas
las demás gentes son esclavos nuestros!).
Nota: Escribo sobre el Padre Bernardo Rotella, asturiano de nacimiento,
porque esa guerra tocó a los amazonenses de entonces y el Padre Rotella fue uno
de los estrategas en la derrota final de los Caribes. Para ello tuvo que
trasladarse hasta el actual San Fernando de Atabapo, 10 años antes que viniera
la Comisión de Límites, como veremos más adelante. También escribió sobre el
actual Amazonas venezolano y sus conceptos y descubrimientos cambiaron, con 50
años de anticipación, la Historia y Geografía Mundial de entonces, sobre el Amazonas, el río Orinoco y el
Mundo.
También escribiré sobre todos los jesuitas
que tuvieron que ver con nuestra Historia Local Amazonense.
El P. Rotella, al igual que los otros 153 jesuitas que vinieron a la
Orinoquia, consagraron su vida a un puñado de naciones exiguas en habitantes,
dispersas en una geografía inhóspita, divididas en lenguas diferentes y en un
estado cultural que se puede considerar como protohistórico. Sin embargo todos
ellos estudiaron en reconocidos centros humanidades, filosofía y teología. Hubo
Rectores de la universidad Javeriana de Bogotá, como el Padre Manuel Román
(1.761-1.763), quien además de catequizador, fue explorador. Profesores y
pensadores de la misma academia como Gumilla y Gilij, aventureros como Miguel
Alejo Schabel, el P. Cristóbal Rield quien falleció ahogado en los raudales de
Atures, alejado de su reducción, el P. Gaspar Beck y otros pertenecientes al
“escuadrón volante”, hombres de salud férrea y voluntad inquebrantable, cuya
misión era explorar lo desconocido del mundo exuberante y misterioso en que se
metían. Todos ellos venían formados por el humanismo renovador. Tenían clara la
idea de nación antes que se formara. El nacimiento del pueblo misional guarda
gran semejanza con el origen de la “ciudad” en la América Hispana. Su modelo de
República superaba ampliamente a Platón en su tratado de la República ideal. Las
reducciones del Paraguay, o la ciudad ideal, edificada para los guaraníes,
suscitaron, aun antes que Europa ingresara al siglo de las Luces, una ola de
admiración porque injertaba la razón en el mundo del mito, el Estado en una
sociedad sin Estado y la Utopía en la Historia. La tentativa fracasó en la
Orinoquía, al igual que fracasó en Paraguay por la voracidad de los portugueses
paulistas.
*Cronista de la Ciudad.
Nota: Todo lo aquí escrito ya ha sido
escrito. Solamente hago las Crónicas.
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