LOS ATURES NOS HABLAN
DESDE EL
Por: Miguel Guape *
La cruenta guerra de exterminio impuesta por los caribes para la caza de
esclavos en el siglo XVIII tocó muy de
cerca al actual estado Amazonas. Incluso varios historiadores, entre ellos
Arístides Rojas, los acusa del exterminio de varias etnias y entre ellas a los
Atures. Los caribes decidieron exterminar a los jesuitas establecidos en el
Orinoco y para ello formaron una gran armada de 600 hombres para asaltar el
cónclave de Pararuma. Pero los jesuitas habían tomado sus precauciones y
establecieron el fuerte de Marimarota con baterías de cañones al frente.
También reforzaron Pararuma. Los caribes ante el despliegue se amilanaron y
disolvieron. Sin embargo su jefe Mayarucare decidió seguir adelante, pero por
otra vía, en la búsqueda de esclavos en el actual estado Amazonas. Para ello
tomó la vía a pie Caicara-Raudal de los Atures (actual Puerto Ayacucho) que,
hasta ahora, según expresión de Agustín de Vegas “no había hecho caribe alguno”,
teniendo en cuenta que siempre sus razias las hacían por río.
Los apacibles Atures aceptaron,
aparentemente a sus nuevos impertinentes amos y decidieron en su lengua “que es
diversa a todas” según el mismo Agustín de Vegas (vivió en Carichana y Atures
durante muchos años) hacerse más sumisos todavía ante sus nuevos amos. Así se
ganaron su confianza y les confesaron que iban en busca de esclavos, e irían
hasta el Sipapo para completarlos, con los Maypures ahí establecidos. Les
dejarían una cuerda con un nudo a desandar
por cada día y al desatar el último llegarían (¿el KIPU peruano?).
Los Atures decidieron deshacerse de
compañía tan peligrosa y para ello recurrieron a los jesuitas y soldados
establecidos en Pararuma. Llegados ahí expusieron sus problemas y se definieron
tal cual eran. Es la confesión más fiel, que a través de los tiempos, nos ha
llegado de nuestros antepasados: “Padre, nosotros los Atures desde muy antiguo
habitamos el Raudal más grande del Río Orinoco. Siempre hemos sido dueños de él
y de sus pasos y está en nuestras manos las llaves para que suban o bajen. Los
que pretenden hacerlo sin nosotros no pueden y perecen. Nacimos en nuestros
Raudales, los conocemos y sus secretos no lo son para nosotros. Vivimos del
pasaje de gentes que nos pagan para que los pasemos con sus canoas y por eso
somos necesarios para todos y somos felices viviendo en nuestras islas. Por eso
tampoco nos molestan. Pero eso está llegando a su fin, cuando estos señores nos
molestan y nos quieren esclavizar. Los
caribes han tratado de pasar el Raudal sin nuestra ayuda y han perecido todos”.
Y añadió: “Nosotros nos daremos mañas para que Mayarucare caiga en manos de la
tropa de soldados y salgamos de una vez de Caribe tan bravo”.
El Capitán Sanabria tomó sus 6
hombres de tropa y se dirigió al Raudal a la espera de su presa. Como prometió,
el jefe Caribe llegó el día escogido y murió junto con su gente en la
emboscada. Así pagó sus fechorías quien había asolado durante años las
misiones. Todo esto sucedió en Amazonas en 1737.
En estas islas
frente a Puerto Ayacucho, en el río padre Orinoco, vivieron nuestros
antepasados Los Atures durante siglos
*Cronista de la Ciudad.
Nota:
Todo lo aquí escrito ya ha sido escrito. Solamente hago las Crónicas.
0 comentarios:
Publicar un comentario