Antecedentes
EL TRATADO DE TORDESILLAS
Por: Miguel Guape *
Portugal
y España son países europeos que, como vecinos, siempre han estado en conflicto
y paz alternados y otras veces han sido socios y/o adversarios en guerras
internas o externas. Otra de las características es que España siempre ha
aventajado militarmente y hasta subyugado a Portugal, pero éstos han sido más
hábiles diplomáticos y así, como veremos más adelante, lo que a veces han
perdido en el campo de batalla, lo recuperan y superan ampliamente en la mesa
de negociaciones. Sus destinos siempre han estado ligados.
En
la actualidad son de los países más retrasados de Europa, pero a finales del
siglo XV, en la era de los descubrimientos, competían con Inglaterra y Francia
por la supremacía en Europa y el mundo conocido y desconocido. Y eran ricos: ambos
amasaron su riqueza a partir del descubrimiento y expoliación de nuevas tierras
y sus habitantes en América, África y Asia.
La
Iglesia Católica era una potencia espiritual y temporal con Estado y ejército propio.
En la Geopolítica del viejo continente había que contar con la opinión del
Papa, autoridad máxima del cristianismo.
El
año 1493 estaba enmarcado en la época de los grandes descubrimientos del globo
terráqueo que la humanidad habitaba después de millones de años: por mar los
portugueses habían doblado el Cabo de Buena Esperanza en el Cuerno de África y
comerciaban normalmente con las ansiadas especies traídas de la India; a través
del Océano Atlántico los españoles habían llegado a América.
La repartición de los
descubrimientos a los cuales ambos se abalanzaron y fueron pioneros en el
mundo, España en América y Portugal en el África, Asia y el Lejano Oriente,
trajeron los nubarrones del conflicto bélico, una vez más en su Historia.
Afortunadamente,
para ellos, el Papa Alejandro VI consigue
orillar el peligro que amenazaba. Portugal y España eran las hijas predilectas
de su corazón, por ser las únicas naciones cuyos reyes no se opusieron nunca cerrilmente
a su autoridad espiritual. Estaban combatiendo y expulsando a los infieles; por
el fuego y el acero habían desbaratado la herejía en sus territorios y en
ningún otro país tenía la Inquisición papal tan buenos aliados. No, sus hijas
predilectas no han de tener diferencias, concluye el Papa. Y procede
simplemente a dividir las todavía desconocidas esferas del mundo entre España y
Portugal partiendo entre ambos pueblos las naciones, islas, grandes territorios
y mares, a título de autorizado representante de Cristo en la tierra. Como si
fuera una manzana, toma la esfera del mundo y la divide en dos partes con el
cuchillo de la Bula del 3 de mayo de 1493. Es el Laudo que adjudicó a su querida hija España todas las
tierras descubiertas «y a descubrirse» situadas en el Oeste de dicho meridiano,
y a su querido hijo Portugal, todas las
situadas al Este. La línea de este corte atravesaba a cien
leguas hacia el oeste de las islas de Cabo Verde, en África. La famosa «línea del
Papa», el meridiano que eligió para delimitar los dos dominios, debía correr de
«polo a polo». La frontera entre las posesiones españolas y portuguesas en
América, África y Asia quedaron fijada desde 1493 por este Laudo pontificio
promulgado a raíz del descubrimiento colombino, es decir, desde antes del descubrimiento de tierra firme, o
sea, del país en cuestión; dándose la singularidad de tener este deslinde
dominios aún inexistentes. Ambos se declaran conformes y agradecidos por
el hermoso regalo.
Pertenece esta divisa al tipo de frontera
astronómica, siendo la primera de su especie y constituye una frontera
científica, porque al determinar con claridad el dominio, fija al mismo tiempo
— con toda precisión — el eje central de demarcación. Es la frontera por
excelencia.
Aquel Papa, tremendo, pero sabio, al escoger tal arbitrio trazó una divisoria, además de
científica, justa, razonable y prudente. Justa, porque distribuía los dos
hemisferios respetando la zona donde adquirieran gloria las dos potencias
marineras, y respetando al mismo tiempo la posesión de las conquistas de ambas;
razonable, porque tenía en cuenta los radios de acción o zonas de influencia de
cada parte; y prudente, porque dejaba una gran faja de mar abierto a ambos
lados, evitando así el contacto y, por consecuencia, los choques futuros.
De haberse mantenido esta divisoria se hubiesen evitado todas las
guerras de fronteras que asolaron periódicamente, durante siglos, aquellas
regiones de América. Y la Comisión de Límites jamás habría existido ni venido
al Amazonas.
Pero no tarda
Portugal en sentir cierta inquietud y al año siguiente
solicita que la línea fronteriza sea desplazada un poco más hacia el Occidente y para conseguir ese
cambio recurrió a su habilísima diplomacia.
Se concretó todo esto en el Tratado de
Tordesillas - 7 de junio de 1494 -, que fija la línea fronteriza a 230 leguas más hacia Occidente de las Azores, para sumar un total de 330 leguas más hacia
el Oeste: se corrió la frontera.
A esta nueva raya se le llamó
«línea de demarcación» para diferenciarla de la caducada, aun cuando es
conocida generalmente por «Meridiano de Tordesillas». En esa ronda de
negociaciones nació Brasil y la futura región Guayana conjuntamente con los
amazonenses perdimos varios millones de kilómetros cuadrados.
El referido meridiano intercepta el Continente americano de Norte a Sur
desde la Ciudad de Belem do Pará (en la desembocadura del río Amazonas) hasta la
Ciudad de Santos a la cercana Isla de Santa Catalina. Eso era todo Brasil,
según el Tratado de Tordesillas.
El tratado
de Tordesillas dividió la pertenencia del mundo entre
España y Portugal en dos partes
Lo pequeño que era Brasil al
comienzo de la aplicación
del tratado de Tordesillas con
respecto al de ahora.
Este desplazamiento de frontera, inocuo al parecer, tuvo una
trascendencia enorme: el meridiano ya no caía todo él en el Atlántico;
interceptaba el Continente americano en dos puntos, de manera que segregaba un
triángulo territorial que, por quedar al este de la línea, pasaba a ser
portugués, cuando toda la América del Sur era española.
El
instrumento, debidamente ratificado por las dos partes, entró de inmediato en
plena vigencia.
El continuo avance de los portugueses hacia el oeste de esta fronteras
inicial y sus desmanes dio pie al Tratado de Madrid de 1750 que creó La
Comisión de Límites, la cual vino al actual estado Amazonas venezolano.
*Cronista de la Ciudad.
Nota:
Todo lo aquí escrito ya ha sido escrito. Solamente hago las Crónicas.
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