ORÍGENES
El tratado de Madrid de
1750
Los
portugueses, al poner pie en América, comenzaron a expandirse, sin respetar
ningún tratado ni derecho, algunas veces unido a España, como ocurrió entre
1580 y 1640, cuando circunstancialmente formaban una sola nación y el Tratado
de Tordesillas por lo tanto dejó de tener razón de ser. Una vez libres otra
vez, continuaron su terrofagia, a costa de las tierras pertenecientes por
derecho a España.
El
impulso de la expansión portuguesa se sintió en todo el Imperio español en
América: a través del rio Amazonas en los confines del Perú, tan temprano como
en 1638; se establecieron en el río de la Plata, parte izquierda, actual
Uruguay, con la Colonia Sacramento fundada en
1680, en todo el frente de Buenos
Aires (actual Argentina) y por el río Negro y Casiquiare (afluentes del río
Amazonas) llegaron al Orinoco en 1737,
al actual estado Amazonas. Su táctica de penetración era muy efectiva: la
riqueza que buscaban era los esclavos indígenas para las factorías del Pará:
eran más baratos que los negros traídos de África. Los podían esclavizar, según
permiso real y contrario a los indios bajo la tutela española a los cuales
estaba prohibido: eran súbditos de la corona. Una vez desplazados o
exterminados, ahí se asentaban con fuertes militares autosuficientes y
comunicación con el Pará, su capital y centro de acopio y producción. Esto
provocó una serie de disputas entre España y Portugal durante años, que
finalmente se zanjaron (aparentemente) en este tratado de 1750.
En el río de la Plata, la disputa del territorio era
más violenta y se llegó al enfrentamiento armado que duró más de un centuria y
siempre ganaron los españoles, pero que con su proverbial habilidad diplomática
los portugueses recuperaban, todo lo perdido en la guerra, en la mesa de
negociaciones.
En
este último tratado se crearon las
Comisiones de Límites y se previeron los
Comisarios para detallar sobre el terreno las líneas fronterizas, entre ellas la
que vino al Amazonas (Rionegro). Se dio prioridad a las disputadas tierras del río de la Plata, debido a
lo álgido del problema. Estaba comandada por la parte española por el Marqués
de Valdelirios, quien era ministro plenipotenciario y comisario regio, con
poderes de superioridad sobre virreyes, gobernadores y demás autoridades
españolas en esa parte de América, de los cuales carecían los de la Comisión de
Límites que vinieron al Ríonegro (Amazonas) y fue, quizás, uno de las causas de
su fracaso.
El problema de Sacramento en el
río de la Plata tenía prioridad; el amazónico era marginal.
La Comisión del sur comenzó sus trabajos de
demarcación en septiembre de 1752, cuando la Comisión que debía venir al río
Negro aún estaba en preparativos, de donde se deduce la importancia que tenía.
No es la meta desarrollar las actividades de esta
Comisión del sur, pero hay que decir que también fracasó, al igual que la que
vino al Amazonas, sobre todo por la oposición de los Guaraníes a ser
desplazados y por tales motivos hubo una guerra entre 1752 y 1754. Tuvieron que
los españoles y portugueses unirse para poder derrotarlos y su costo fue de
10.000 guaranies masacrados.
Problema Amazónico
Los
únicos que hicieron frente a esta invasión de bandeirantes fueron los jesuitas,
por toda América establecidos en convenio con la corona española; en el río de
la Plata, los jesuitas unidos a los
guaraníes, lograron contenerlos por las armas, donde los invasores
indefectiblemente siempre llevaron la peor parte.
Los
jesuitas constituían la avanzada de España en la conquista. Descubrían y
colonizaban las zonas más agrestes de américa; pusieron la queja directamente
al rey español de la invasión portuguesa en toda América del sur. Los jesuitas pobladores
de Maynas (actual Ecuador) rechazaron los desplazamientos portugueses. Entre
1685-1698 el P. Fritz desde sus misiones de Maynas fue hasta el Pará, como más
tarde lo haría el P. Román, para detener
a los portugueses tras la cacería de esclavos indios a través del Marañon y el
Río Negro.
Los
portugueses comenzaron a aparecer en el Alto Orinoco en 1937.
Los
que levantaron las voces de alerta en el Alto Orinoco ante la entrada
portuguesa fueron los jesuitas. Antes del retiro del Orinoco, Gumilla, alertado
por intromisiones portuguesas en la Alta Orinoquia, había escrito y enviado con
indios una misiva de protesta en latín al comandante militar portugués del Bajo
Río Negro. Ni siquiera respondió; ni se dio por enterado, a pesar que hay
constancia histórica de su recibo.
El
hecho concreto era que entre el río Marañón del Pará, a través del Río
Negro había una vía directa por donde
entraban los portugueses al río Orinoco y era un predio para el mercado de
esclavos.
EL
P. Román en El Orinoco y el P. Fritz en el Marañón afrontaron el problema y
decidieron ir hasta el centro portugués de la cacería de esclavos. En su viaje
redactó el informe “Descubrimiento del Río Orinoco con El Marañón y Relación
que hace el P. Román de su viaje de Carichana al río Negro desde el 4 de
febrero hasta el 15 de octubre de 1744”. Este manuscrito fue elevado
directamente a la Corte y sirvió de base, junto con el informe del P. Gumilla para
elaborar el Convenio de 1750 y la posterior venida de la Comisión de Límites.
El informe del P. Román se guardaba en el siglo XVIII en el Colegio Imperial de
Madrid y que leyó Humboldt antes de su famoso viaje al Amazonas; se ha perdido
para nuestra Historia. Ahí describía cómo era Amazonas en esos tiempos.
Los
escritos de los Jesuitas Román, José Cassani, Gumilla en el Orinoco y los de
Fritz y Jorge Juan, influyeron en la redacción del tratado de límites de Madrid
del 13 de enero de 1750, donde se trataba de resolver los viejos problemas de
límites entre España y Portugal en América.
Así
era una de las 7 colonias que los jesuitas establecieron en el sur.
De ahí salió la rebelión contra la Comisión de
Límites en una guerra que duró 2 años y marcó el fracaso de dicha Comisión.
Ruinas
actuales de estas ciudades ideales
Mapa de América del Sur de 1750. En la parte norte
se puede observar
el Virreinato de La Nueva Granada
Este era el Brasil de 1750
*Cronista de la Ciudad.
Nota: Todo lo
aquí escrito ya ha sido escrito. Solamente hago las Crónicas.
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