UN
SUEÑO EN ATURES
Cuento
Por:
Miguel Guape*
Siglos o la suma de los años representan
los Raudales de Atures y en época de escases, como ahora, la ribazón resuelve
la comida diaria de los ayacucheros, nuevos Atures, descendientes de esta
primigenia tribu.
Decidido: Voy a pescar como mis antiguos
ancestros y según los viejos y lejanos tiempos de estudiante, aunque tenga que
cargar con mis años, mi cansancio y es mi hijo y allegados quienes son, al fin
y al cabo, los pescadores. Yo seré el acompañante y en vez de cargar, me
cargan, para no decir que estorbo.
Llego a mis andaderos del Raudal de
ZAMURO y mi reencuentro resulta embriagador, excitante, conmovedor, al recordar
mis antiguos y juveniles correderos, junto a los amigos de la infancia, algunos
ya idos, al no aguantar el pasaje del ancho y largo tiempo.
Mis acompañantes, como yo antes,
comienzan a atarrayar la ribazón y a recoger el fruto.
Yo me subo a mi atalaya rocoso a
contemplar semejante regalo de la naturaleza, ajeno a los ojos de lo que no saben
ver. ¡Raudales de Atures! ¡Maravilla primigenia del Universo! Dignos Dioses de
nuestro lar que, para soñarlos mejor, me dejo llevar por su embeleso y me
recuesto de las piedras de ZAMURO, para verlos mejor.
En esta posición, de pronto se aparece
el Espíritu de las Aguas y Raudales y con voz de trueno, atemorizante, me
habló:
“Saludos, pobre mortal, desde mi
infinitud provengo. Soy del reino del Murmullo y Tronar de estos Raudales. Solamente
a los que no se apuran y son soñadores me manifiesto y tú eres uno de ellos. A
los que son capaces de ver y admirar esta belleza inmortal les concedo mi augusta
persona y visión; a los escogidos y que ya han observado más de lo que volverán
a ver”- me habló esta majestad.
“Tú has violado mis recintos y te
engreíste de tal desafuero, pero yo te perdono, porque también eres humilde. Te
he alimentado a ti y a tu plebe y de ti y
de los otros no he recibido sino desdenes” – me amonestó con severidad esta Deidad.
Ante tanta imponencia y tan importante
personaje quedé mudo de asombro y no consigo corresponder a su halago y a la
vez reclamo. Decido continuar escuchando sus palabras:
“Mi reinado sobre estas aguas no ha
tenido principio ni tendrá fin. Aquí está la Historia de los que por aquí han
pasado. A todos he alimentado. Algunos me han acompañado durante largo tiempo;
otros solamente me han admirado, pero en todos dejo un imperecedero recuerdo;
todos los venezolanos de los siglos por aquí han pasado, porque soy un lugar
obligado de peregrinación: los Caribes y Guaiqueríes, por aquí han dejado sus
huellas; los Otomacos, Sálivas y Yururos por estos caminos se han ido; ¡Mira!
Allá están tus familiares Los Atures, pescando como en las edades primeras;
aquí habitan y aquí desaparecerán en los chorros y remansos de mis aguas. Aquí
están los jesuitas en su afán por buscar almas para engrosar su religión; ¡Mira!
más allá, están pasando mis raudales el esforzado español, comandados por José
Solano, a fundar San Fernando de Atabapo; pronto por aquí pasará el Barón de
Humboldt en su viaje inmortal a través del mundo. Arévalo Cedeño también
surcará estas aguas en la búsqueda de Tomás Funes. Y los caucheros en su afán
de la eterna búsqueda de la riqueza, aquí encontrarán el sosiego en una ciudad
que se llamará Puerto Ayacucho. Observa bien y verás el resto de tu Historia”
Y la Historia de Amazonas comienza a
desfilar ante mis ojos: Veo pasar a Crucero dispuesto a ayudar a Solano en la
edificación de una ciudad, que será nuestra primera capital; a los viajeros y
exploradores de nuestra tierra: El Conde Stradelli y el viajero Universal
Michelena y Rojas; a Hipólito de La Cueva con su ejército dispuesto a
libertarnos, hace 200 años; veo el desfile de gobernadores que vinieron a
mandarnos desde otras tierras. Veo el descenso del Over Craff cuando en por
aquí pasó y…allá me veo, junto con Julio Castillo, cuando por aquí pasamos en
la lancha “Reina de Atures y Maipures”.
Mis compañeros de pesca me devuelven a
la realidad:
-
¡Papá!
¡Despierta! Vamos, que ya llenamos el saco de pescado.
Aún aturdido, pierdo el hilo de mi sueño y el Espíritu de
las Aguas y Raudales desaparece. Fue tan solo un bonito sueño de nuestra
Historia en la laja de la marca del 57 de ZAMURO, que señala la creciente más
fuerte reciente
Solamente rememoro a “Doña Bárbara” de
Don Rómulo Gallegos: “Y a lo lejos se oía el rumor de Los Raudales”.
La multiplicación de los peces, en Atures, es
un milagro
único
en el mundo que se repite cada año.
El Over Craft amarrado al muelle de Puerto Ayacucho. Fue
una expedición patrocinada por la Corona inglesa y en la cual participó Julio
Castillo como guía. Recorrió 3.000 Kms. entre Manaos (Brasil) y Puerto
Ayacucho, a una velocidad promedio de 230 Kms./hora. Mayo de 1968.
Pasaje del Raudal de Carestía en la lancha “Reina de
Atures y Maipures”
con Julio Castillo. Agosto de 1980. Foto de Silvio Muñoz
*Cronista
de Atures
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