¿QUIÉN
ERA CORINA CAMICO?
Por:
Miguel Guape*
NOTA:
El presente artículo de Martín Matos Arvelo apareció en el periódico EL LUCHADOR de Ciudad Bolívar en 1912. Era un escritor- cauchero de gran
prolijidad en temas amazonenses y que aquí vivió durante unos 15 años. Es uno
de los antecesores de la gran familia Arvelo en Amazonas.
Transcriptor:
Miguel Guape (tomado de EL LUCHADOR).
Corina
Camico
¡Ha muerto una de las indias más notables
del Territorio Amazonas!
Inteligente y bondadosa, cuita y
enérgica, ella representó su raza decorosamente.
Allá en Maroa levantó su trono y fue
soberana del río Uainía donde imperó, como un sol, sobre la gran nación baniba
que le rendía pleito homenaje.
Ella supo cautivar el corazón de los
blancos y dominarlos con el encanto irresistible de sus ojos melancólicos
densamente negros; con la armonía de su palabra dulce y acariciadora y con esa
serpentina y extraña seducción indiana que hacía de ella una diosa turbadora
formidablemente armada para el triunfo en las justas del amor. Y por eso, fue
aclamada reina entre los blancos y se vio rodeada de hombres inteligentes a
quienes ella sonreía o desdeñaba.
Hábil política, influyó poderosamente en
el Gobierno del Territorio Amazonas y hubo época en que un antojo de ella pesaba más que una orden
del Ministro.
La raza vencida representada por Corina
Camico, vengó sus derrotas y humillaciones viendo a los pies de la noble india
a los nietos de aquellos esforzados conquistadores españoles.
Ella venció con su talento el salvaje y
agreste medio ambiente en que nació. Y por eso leía y escribía sin maestros que
la enseñaran y dibujaba sin modelos sus maravillosas guapas emplumadas,
prodigio de arte y sus hermosos chinchorros de curagua, que han servido de
admiración y lecho hasta de reyes europeos.
Nacida a orillas del Uainía, pura sangre
autóctona, y criada en Río Negro, esta india superior, romántica e idealista,
amaba a los artistas y poetas y juzgaba la belleza del arte con acertado y raro
criterio.
Flor indiana, aromó con sus efluvios
deliciosos el agreste pensil donde meciera sus hechizos. Estrella del Río
Negro, iluminó gloriosamente las hoscas tenebrosidades de su medio primitivo y
flor-estrella, ella fue el encanto de los blancos y el aro luminoso, consuelo y
esperanza de los indios, sus hermanos.
Murió la baniba fuerte y noble, digna
representante de su raza, y murió dejando allá en su pueblo salpicado de cocales
y pijiguaos, el luto y la melancolía en las almas y en las cosas.
Desde acá me descubro ante la tumba
lejana de esa amiga en viaje!
Martín Matos Arvelo.
Periódico EL LUCHADOR de 1912 donde aparece el artículo
NOTA
DEL TRANSCRIPTOR
1.- Martín Matos Arvelo escribió
mucho sobre el actual estado Amazonas y entre sus obras dedicadas a nuestra
tierra tenemos VIDA INDIANA, LOS BANIBA y CANTO A RIO NEGRO (poema).
Pequeña
biografía de Martín Matos Arvelo
Martin Matos Arvelo, nació en Barinitas, estado Barinas, el 24 de
diciembre del año 1876, hijo de Martin Matos y Emigdia Arvelo. En esta
población se desarrolló su formación fundamental, quizás por influencia de su
familia Enriqueta y Alfredo Arvelo Larriva,
y tal vez de una u otra manera de Alberto Arvelo Torrealba. Vivió en su
terruño hasta el año 1902, cuando se dirigió hasta la región de Rio Negro,
acompañado de su primo Alfredo Arvelo Larriva y su tío Horacio Arvelo, en busca
del caucho y el balatá.
Durante esos año vivió en
esos lugares donde escribió lo más relevante de su obra poética y los trabajos
relativos al estudio de las culturas de las comunidades indígenas amazónica.
Adversó el régimen
político de Juan Vicente Gómez y entre sus obras fundamentales cuentan:
"Musa Autónoma" y "Canto a Rio Negro", “Los Banivas” (Algo sobre etnografía del territorio
Amazonas de Venezuela, 1908) y “Vida Indiana” (1912). Dejó de existir en Cúcuta, Colombia, donde realizó
funciones diplomáticas en 1933.
2.- La obra del escritor.
La Fundación PatriAmazonas y
La Oficina del Cronista Oficial del Municipio Atures se han dedicado a la
divulgación de las Obras de los escritores Amazonenses o relativas a la región.
Es así como hemos publicado de forma artesanal más de 100 libros que dan fe de este
trabajo. Entre ellas están las de Martín
Matos Arvelo. Este escritor continuó su labor sobre nuestra región aún después
de abandonarla. En Ciudad Bolívar detectamos sus escritos aún en 1919. El
presente artículo es uno de ellos.
Edición artesanal de
La Fundación PatriAmazonas y La Oficina del Cronista Oficial del Municipio
Atures
Carátula
del libro de la edición de La Fundación PatriAmazonas y La Oficina del Cronista
Oficial del Municipio Atures
Vida Indiana
Usos, costumbres, religión, industria, gobierno,
ceremonias y supersticiones de los indios
Martin
Matos Arvelo
Primera Edición: 1912
Casa
Editorial Maucci, Barcelona, España.
Segunda Edición: 2013.
Fundación PatriAmazonas.
Ilustración
de Carátula: Tony Tong, Pintor
deltano, Premio Nacional de Pintura.
Digitalización: José Ventura.
Diagramación:
Miguel Guape.
Obras
del mismo autor:
Canto a Río Negro (1909) Poema.
Los Baniva (1908) Etnografía
Amazonense.
Musa autónoma (1911) Versos.
Pararuma (1912)
Poema Descriptivo.
Vida Indiana (1912) Etnografía Patria.
Prólogo de la edición
española de VIDA INDIANA.
En esta obra, Vida Indiana,
Martín Matos Arvelo, nos brinda hermosos pasajes de la vida de nuestros
aborígenes, recogidas y vividas durante 15 años compartidos con ellos, en
especial a los barés, curripacos o curricarros o carúzanos, yabiteros y
uarequenas. También describe algo, sobre
los mapoyos y panares que habitan en el Municipio Urbana o Uruana, Distrito
Cedeño del Estado Bolívar, y sobre los yaruros, habitantes del río Carpanaparo
o Capanaparo del Estado Apure.
Prólogo del autor
“Este libro ha sido escrito en medio de las selvas de mi patria y
en miserables aldehuelas, lejos de toda civilización, y siempre entre las
vicisitudes de una vida aventurera, en que,
generalmente, no se anochece dos veces en un mismo punto. Y dado el
desaliño del estilo literario de este trabajo, pido indulgencia al lector.
Quince años de trato con los indígenas del Territorio
Amazonas; quince años de viajes continuos a las distintas tribus pobladoras de
esa inmensa región y quince años observando sus usos y costumbres, me ponen en
capacidad de hablar sobre el indio con alguna propiedad.
Esta no es una obra
completa de etnografía de las tribus del Territorio Amazonas o sea Rionegro
(como se llama generalmente a esta región); pero creo que sea la más completa
en su género que sobre dichas tribus se haya escrito hasta el día de hoy.
Si este libro contribuyere
a prestar algún servicio en los estudios etnográficos de Venezuela, en que se
ocupan tantos sabios eminentes, no cabe duda que reputaré mi trabajo como
debidamente recompensado”.
EL AUTOR
AL LECTOR
Este libro es el grano de
arena con que contribuyo en el levantamiento del majestuoso edificio de la
etnografía donde actualmente trabajan genios preclaros de los países
civilizados.
En él me refiero a las
tribus indígenas que pueblan el Territorio Amazonas de Venezuela; y con
especialidad a los barés, banibas, curripacos o curricarros o carúzanos,
yabiteros y uarequenas. También digo
algo, de paso, sobre los mapoyos y panares que habitan en el Municipio Urbana o
Uruana, Distrito Cedeño del Estado Bolívar, de la misma República, y sobre los
yaruros, habitantes del río Carpanaparo o Capanaparo del Estado Apure de la
misma Nación.
En las
costumbres y demás circunstancias que
narro sin referirme a determinada tribu, es porque esas costumbres y
circunstancias son comunes a todas; pues de lo contrario nombraré la
tribu que las practique o a quien sean aplicables.
Martín Matos Arvelo.
3.- No se sabe nada sobre
esta heroína amazonense que tan bien describe. Por eso se tiene la esperanza
que algún CAMICO de la actualidad la identifique. Este apellido es un
patrimonio y el más extendido de la etnia baniba-arawaka de esta región y todos
son familias salidos de un mismo tronco. El más famoso con este apellido fue
Venancio Camico quien había muerto diez años antes (1902) y es muy probable que
fueran familia y contemporáneos.
4.- Tal como describe el
poeta a Corina Camico no hay dudas que fue uno de los tantos que cayó “pusaniao” rendido a sus pies. Veamos como
describe este elíxir maravilloso el poeta en su Obra VIDA INDIANA:
“Posee la
india raíces y plantas singulares a las cuales dan el nombre general de pusanas, aun cuando cada
una tiene su nombre especial. Es ciega su fe en las virtudes de la pusanas y en todo el
Territorio Amazonas es general la creencia en sus efectos maravillosos.
Estas
raíces y hoja tienen diferentes aplicaciones según sean los efectos que se
quieran conseguir. Veamos eso: aspira la india a que el amante la quiera de tal
modo, que cuando se halle en viaje al escuchar el canto del piapoco la recuerde
intensamente y se regrese de cualquier lugar en solicitud de ella; pues un
poquito de pusana de
piapoco administrado en la comida obrará este deseado prodigio.
Quiere la
esposa que el marido no se mueva del hogar para parte alguna ni con ningún
pretexto; pues algunas hojas de camáuari introducidas en el cigarrillo que va a
fumar el hombre, dará, sin duda, este apetecido resultado.
Desea la
mujer ultrajar a la víctima con quien vive y ridiculizarlo arrojando su
equipaje o los efectos de su uso a la calle, y que él no se marche sino que
suplique en la puerta del hogar para que la airada esposa lo vuelva a admitir
nuevamente; nada es tan indicado como aplicarle en el café que ha de tomar, si
es yaránabe, o en la yucuta, si es indio, la famosa pusana de perro, que torna al hombre tan sufrido
y paciente como el animal de quien tomó el nombre dicha planta.
Que no cumple el marido o cumple solamente muy de
tarde en tarde sus deberes conyugales, lo que contraría bastante y pone de muy
mal genio a su media naranja; pues no hay cuidado: ella en el baño se frotará
todo el cuerpo con unas hojas especiales que exhalan un perfume suavísimo y turbador,
que al ser aspirado por el compañero llenará con el mayor entusiasmo y eficacia
y a plena satisfacción de ella esas importantes funciones descuidadas.
Sospecha
la india la infidelidad de su querido; pues hará uso de unas raíces salvadoras
que producirán el magnífico resultado de que su Adonis será materialmente
impotente ante otra mujer que no sea ella.
Está el
marido irritado por cualquier circunstancia; pues ya entrarán en acción ciertas
yerbas que lo amansarán prontamente y lo pondrán más suavecito que una
guanábana de regalo.
No es
poca felicidad que nuestras mujeres blancas desconozcan los secretos de
semejante ciencia maravillosa, porque de no ser así, ¡ay de los maridos!, la pusana vendría a remachar
de modo inexorable los grillitos de acero que arrastran tan penosamente. Desde
estas páginas envío a los maridos de blanquitas mis más sinceras y efusivas
felicitaciones por tan salvadora ignorancia.
Hay pusana para todo: para que
la pesca sea más abundante; para coger siempre cacería; para apaciguar la
cólera de una persona; para obtener resultado satisfactorio en una petición;
para inspirar simpatías, etc…
La pusana existe y me atrevo a
creer que sea una planta medicinal que ejerce poderosa acción debilitante sobre
el cerebro; y de ahí la facilidad con que la india domina y se impone a su
amante de modo tan capital y decisivo.
He visto
yaránabes de criterio y de alguna ilustración, cometer lamentables ridiculeces
por complacer el capricho de su amante india; y los he visto regresarse de
largos viajes atraídos por sus bronceadas Dulcineas, cuando sus intereses y
conveniencias le obligaban perentoriamente a seguir adelante.
También
he visto a la india abofetear a su marido civilizado y arrojarle su equipaje a
la calle, a la vista de todo el mundo, y cerrarle, después las puertas del
hogar. Y he visto con dolor a esta víctima de la pusana llorar y lamentarse con la infinita
tristeza de Jeremías en Jerusalén e implorar la piedad de su dueña implacable
montada en cólera.
En
algunos he presenciado que la tirana, siéndole públicamente infiel, se lo
revela a gritos, como, también, le grita que tal o cual de sus hijos no lo es
de él sino de otro; que eso lo ha hecho y lo hace porque no lo quiere más y
desea verse libre de su presencia que tanto ya le estorba y le fastidia; y que
claramente se lo avisa para que no sea más ridículo y se marche con la música a
otra parte. Pero ¡quiá! Inútil aspiración; el pobre marido dominado por la pusana fatal responde a
todo muy compungido dando a su dulce tormento toda clase de satisfacciones y
asegurándole que todo lo que dice no es cierto; que eso lo dice ella nada más
para mortificarlo; que ella no debería hacer eso con él, que tanto la quiere y
que no debería ponerse brava porque siempre él le ha proporcionado la
satisfacción de todas sus necesidades…; y así por este estilo sigue
desarrollando su sarta de sandeces e indignidades; y todo por el deseo de
continuar con ella, debido a la fuerza poderosa de la funesta pusana que le ha debilitado
el cerebro idiotizándolo.
Todo
hombre es regresivo, sea cual fuere su alteza de civilización, porque es hijo
de la Naturaleza y por instinto trata siempre de volver a ella; y bajo su
correcto frac de corte irreprochable y en el fondo de su corazón se encuentra
siempre asentado el sedimento de hombre primitivo modificado por la acción de
los siglos, de las ideas y de las costumbres. Esta regresión es obstaculizada
por las ciudades en que habita y por el trato frecuente con sus iguales en
cultura. Pero una vez colocado, sólo y aislado en el seno de su antigua madre,
la selva, y sin nada que lo proteja contra sus instintos naturales de hombre
primitivo, el sedimento que yacía sin acción en el fondo de su ser cobra vida y
fuerza y no tarda en dominarlo por completo haciéndole descender todos los
peldaños de su civilización hasta nivelarse con el indio, con quien se consustancia
de tal modo, que comienza a adoptar sus costumbres para luego asimilarse sus
ideas, sin lograr imponer a éste ninguna de las suyas. Y por eso he visto
blancos venezolanos, franceses, ingleses, italianos, turcos, etc., que son, en
el fondo, verdaderos indios con trajes civilizados.
Es
posible que esas debilidades con la india sean una de las fases típicas de ese
proceso de regresión, que debe, naturalmente, comenzar por destruir la
personería moral del hombre civilizado cuando tan pacientemente admite y
soporta acciones verdaderamente intolerables para un criterio extraño al medio
ambiente en que se agita el regresivo. ¿O será que la pusana es realmente lo que se cree de ella y
obra poderosamente para realizar esos efectos en el cerebro debilitado de
nuestro desventurado compatriota? ¡Quién sabe! Todo es posible en la vida y
nada debe negarse a priori, sobre todo cuando las más antiguas tradiciones y
los ejemplos diarios confirman en la práctica esas creencias absurdas, al
parecer.
Cierto amigo mío, cuyo nombre callo, protestaba enérgicamente contra
esas ideas y me afirmaba que si llegaba a hacer vida marital con una india
probaría la ineficacia de tales menjurjes pusanosos.
Al fin tomó una compañera para sus trabajos de explotación de goma elástica, y
el resultado fue que lo hizo peor que los demás, porque mi amigo llegó al
extremo de no poder matar una gallina para obsequiar, sin previa autorización
de su adusta mujercita”. (Consultar el libro completo en fundacion patriamazonas; está en facebook).
También
en su libro CANTO A RIO NEGRO (poema) el autor hace referencia al amor
Indígena y en el cual participó tan activamente que hay muchos Arvelo en
Amazonas:
“Yo he dado mi terneza
a la extraña belleza
de la pálida ninfa de tu flora,
procaz y tentadora
que tiene en su mirada el rayo vivo
del sol ardiente en la mitad del día
cuando el cielo es azul y despejado,
y el rígido globo de su pecho,
descubierto y lascivo,
tembloroso el pecado:
Eva que tiene en su menuda boca
un mundo de erotismo,
y en la cintura, que al placer provoca,
la atracción del avismo:
Eva que mata con su ardiente exceso,
con su abrazo de sierpe y con su beso.
Y entre palis de alegres trepadores,
donde la claridad es ya indecisa ,
y en la tierra de yerbas tapizadas
la fecunda canción de los amores
surge encendida como chispa alada!...”
(Este
libro también está en fundacion patriamazonas en
facebook).
Entre los Baré y demás arawakos y en general en
todo el género homo sapiens existen arraigadas creencias milenarias que norman nuestra conducta mientras vamos
de paso por esta vida. Es así como además
de las pusanas descritas
por el poeta-escritor Martín Matos Arvelo existen otras costumbres milenarias.
Desde recién nacidos la madre enrumba nuestro futuro y nos untan desde la cuna
con la mata de arrendajo. Esta poción determina si vamos a ser muy aprovechados
en los estudios y aprendizaje o vamos a ser muy parranderos, bohemios y enamorados
y tener por lo tanto mucho éxito con el sexo opuesto, a escogencia de la
progenitora. Hay para los dos casos. Conozco
amigos Baré que tienen en su patio un sembradío de estas matas y lo utilizan
con sus hijos y nietos. Hay otros que tal parece que los uncieron con los dos
géneros de arrendajo.
El tío Antonio jamás quiso transmitirme sus
conocimientos ancestrales, a pesar de mi insistencia y ni siquiera en plena
parranda me confirió sus secretos. Los guarda como nuestros padres nos
ocultaron el idioma, para que no tuviéramos ningún impedimento en abrazar el
mundo de los “yaránabe”.
Recomiendo a los amazonenses oír la canción La Pusana del Cantautor Tomás Payema
5.- Como dice el gran
escritor P. Ramón Iribertegui en su libro IÑÁMARO -las rendijas del tiempo- sobre los Baré “…los Baré no han muerto…se han
transformados…vivirán y seguirán viviendo…”
Los Baré estamos presentes: con mis hermanos Adrián
y Manuel en reunión de familia con los tíos casi centenarios Antonio y Andrés
Guape, legítimos Baré.
*Cronista
del Municipio Atures
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